The Washington Post y el Centro Woodrow Wilson tienen el placer de hacer un llamado a periodistas de la prensa escrita y del Internet de Latinoamérica y el Caribe para concursar por becas en Washington, D.C. Este programa es una experiencia de inmersión que permite a los participantes experimentar in situ una sala de redacción de primera clase y la cultura política de Washington, mientras que realizan investigaciones sobre un tema de importancia local, nacional o regional en América Latina y el Caribe o para su relación con los Estados Unidos. Este año, cuatro periodistas de la región tendrán la oportunidad única de llevar a cabo su investigación con el beneficio de la tutoría de distinguidos periodistas de investigación y política – y con la información, los recursos y experiencia – del Washington Post, desarrollar nuevas fuentes de información y entrar en contacto directo con instituciones públicas y privadas
Esta nueva edición de las becas se desarrolla sobre la base del éxito obtenido con el programa en los últimos tres años. Desde el inicio del programa, periodistas de Brasil, Colombia, Costa Rica, Jamaica, México, Trinidad y Tobago, y Venezuela desarrollaron proyectos de investigación periodística desde la sala de redacción del Washington Post en la capital de Estados Unidos. Sus artículos fueron publicados en sus respectivos medios nacionales y en las páginas del web del Washington Post y el Centro Woodrow Wilson.
Nos complace convocar solicitudes de Latinoamérica y el Caribe para las becas de 2011. Las becas tienen una duración de tres semanas, a partir del 31 de octubre hasta el 18 de noviembre de 2011. La beca incluye viáticos y hospedaje, además de un modesto estipendio para gastos de transporte en la ciudad. Los ganadores serán asignados a un escritorio en la sala de redacción del Washington Post y tendrán acceso a editores, reporteros e investigadores. Para facilitar el contacto con temas de interés noticioso y con actores claves de la comunidad política, el Post y el Wilson Center elaborarán un breve programa de actividades específicas para los becados. Es un requisito que los editores mantengan en la nómina de sus diarios a los ganadores del concurso de beca durante el transcurso de su estadía en Washington.
Tendrán mayor posibilidad de éxito las propuestas que planteen aspectos originales e innovadores sobre temas de importancia local, nacional y regional en Latinoamérica y el Caribe o en las relaciones con Estados Unidos. El objetivo de estas propuestas sería la producción de trabajos de investigación periodística completos para publicación en el medio del país de origen del becado y en su lengua natal. Un ejemplo de una propuesta exitosa se puede ver en la página tres. El artículo resultante de esta propuesta, enviada por la becada de 2009, Diana Durán Núñez, fue publicado en el diario español El Espectador, en inglés en washingtonpost.com, y ganó el Premio SIP Categoría Relaciones Interamericanas en 2010.
Requisitos para concursar:
* Ser empleado de un medio de información impreso (periódicos, semanarios y revistas) o del Internet (no blogs) que publique regularmente material noticioso y que opere independientemente de toda organización gubernamental, sectorial, asociación o grupo de interés;
* Ser periodista bona fide. Los periodistas independientes (freelance) serán elegibles siempre que: a) tengan una relación de trabajo estable con un medio de información que cumpla con la norma del apartado anterior, y b) su principal fuente de ingreso provenga de la labor periodística;
* Experiencia mínima de cuatro años en la profesión periodística;
* Buen conocimiento del idioma inglés.
El concursante deberá presentar:
* Una propuesta de trabajo escrita en inglés, de un máximo de 800 palabras, describiendo de forma especifica el tema o temas que serán investigados durante la estadía en Washington como parte de la beca;
* Currículum vitae en inglés;
* Tres muestras de trabajos publicados en su idioma original (no es necesario traducir las muestras al inglés). Cada muestra no debe ser mayor de 1200 palabras;
* Dos cartas de recomendación escritas en inglés o en la lengua de procedencia del periodista, debidamente firmadas. Cuando menos una de las cartas deberá provenir de un editor del medio en que trabaja actualmente;
* Las cartas de recomendación deberán ser enviadas desde el correo electrónico del firmante o directamente a la dirección que aparece en la parte inferior de esta convocatoria. El inciso “asunto” del correo electrónico deberá leer “ Carta de recomendación para
* Una página de cubierta con el nombre completo del aspirante, correo electrónico, números telefónicos y posición laboral actual.
El material completo deberá enviarse a la dirección electrónica:journalism@wilsoncenter.org en formato Microsoft Word o Adobe PDF, o directamente a la dirección que aparece en la parte inferior de esta hoja. La fecha límite de entrega del material de solicitud es el viernes 12 de agosto de 2011. Todos los materiales salvo las cartas de recomendación deberán ser enviados en un archivo en el orden siguiente: página de cubierta, currículum vitae, propuesta, y muestras de trabajo escrito (no envíe las direcciones de enlace electrónico). Las solicitudes incompletas o recibidas posterior a la fecha de vencimiento no serán consideradas. Un comité integrado por representantes de las instituciones copatrocinadoras y especialistas externos seleccionará a los concursantes cuyos proyectos hayan mostrado mayores méritos según los parámetros de la convocatoria. Los finalistas serán entrevistados por telefónicamente en inglés durante la semana del 29 de agosto de 2011. Los cuatro ganadores serán anunciados antes del viernes 9 de septiembre de 2011.
Para mayor información favor de escribir a journalism@wilsoncenter.org.
Dirección para enviar solicitudes:
WWC-Washington Post Journalism Fellowship
c/o Latin American Program
Woodrow Wilson Center
1300 Pennsylvania Ave. NW
Washington, D.C. 2004-3027
Teléfono: 202-691-4030
journalism@wilsoncenter.org
Ejemplo de Propuesta
Diana Durán Núñez, 2009
Theme: DRUG TRAFFICKING AND THE CONFLICT IN COLOMBIA
Lead for article: The US has been fighting drug trafficking for almost four decades; in the same period, the conflict in Colombia has been active. The backbone of this conflict, which had communist roots, is undoubtedly drug trafficking. Extradition, one of the first tools used by both governments to fight this illegal business, has become an obstacle in the search for the truth about this war which affects both countries.
Proposal
The communist battle of the 60s and the differences highlighted by the cold war left as its legacy in Colombia two guerilla groups: the FARC and the ELN. It is a fact that both groups, especially the FARC, have survived so far only because of drug trafficking. Illegal plantations, guarded or cultivated by these same guerrillas, began to appear, and through this lucrative industry their war machine grew stronger.
Later, during the 80s, the paramilitary groups appeared, not just as a response to the barbaric guerrillas, but as a project to promote drug trafficking, also by way of war. It is known, for example, that peasant self-defense groups in the mid-Magdalena region were supported by the infamous drug kingpins Pablo Escobar and Gonzalo Rodríguez Gacha: the self-defense groups searching to defend themselves from the violence of the guerrillas, the druglords looking to protect their illegal business, also from the guerrillas.
From the resentment towards the huge power obtained by Pablo Escobar grew “Los Pepes” (Wanted by Pablo Escobar), a cartel lead by the brothers Fidel, Vicente and Carlos Castaño, active promoters of paramilitarianism in Colombia who also argued the legitimacy of their actions as a defense against guerrilla violence. Known henceforth as the AUC (United Self-defense groups of Colombia) they began demobilization talks with the government in 2003.
In reality, this peace process ended up a farce, as various drug traffickers such as Miguel Ángel and Victor Manuel Mejía Múnera (the latter killed in 2008), Carlos Mario Jiménez Naranjo and Juan Carlos Sierra posed as leaders of the AUC and laid down their arms. Despite this, the authorities kept track of their illegal activities, and in May 2008, along with twelve other paramilitary commanders, they were extradited to the United States.
The north of “Valle”, in the south west of Colombia, is another zone where this perverse alliance between drug trafficking and war can be observed. In this region, one of the country’s most powerful and bloodthirsty cartels was born: the “Cartel del Norte del Valle”, led by men such as Diego Montoya, Juan Carlos Ramírez Abadía, Víctor Patiño Fómeque and Luis Hernando Gómez Bustamante; all extradited to the United States. Some, such as Montoya, fed off the paramilitary machine, as much to maintain the marginalization of the guerrilla war as to strengthen their smuggling routes.
Since the ratification of the extradition treaty in 1997, a large number of Colombians have been sent to the US to pay for their crimes under that country’s justice system. The Uribe administration alone speaks of 838 extraditions between 2002 and the present day. Kingpins as important as the brothers Miguel and Gilberto Rodríguez Orejuela and Pastor Perafán, as well as those already mentioned, are part of this diverse group which unites the war against drug trafficking and the irregular Colombian war.
However, despite the effectiveness of extradition as a weapon against drug trafficking, it has also become a kind of obstacle in the search for the truth. Every one of the individuals mentioned – and many more who have also had to confront the American justice system – possess privileged information, as exceptional witnesses of this Colombian conflict.
It is with this issue in mind that I would like to take advantage of this fellowship. The United States is a country that, through drug trafficking issues, has been bound to the Colombian conflict for a long time. Being in Washington would give me the opportunity to explore public or declassified documents that exist on this theme.
Being in Washington would also allow me to discover information (still ignored in Colombia) gained from these druglords that could help to piece together the puzzle that is the war in Colombia. To speak with sources who have access to the judiciary system, such as magistrates and attorneys, who could have first hand information on some of these extradited persons, protagonists of our conflict, would also be a great opportunity.
Of course, this task would be impossible without the support of the staff at the Washington Post, who would be able to facilitate this work through bringing journalists into dialogue with the legal system whose employees could contribute valuable information, and who would be able to help us to gain access documents relevant to the proposed projects, which perhaps in our countries of origin would be almost impossible to obtain.